El Golfo de México se ha convertido en una de las cuencas de aguas profundas más maduras e importantes a nivel mundial. La cuenca, que produce actualmente el 15% del crudo estadounidense, tiene el potencial de aportar hasta 2 millones de barriles diarios (bpd) de las nuevas fuentes de suministro, necesarias para 2040, según afirma McKinsey & Company en un informe publicado en los últimos meses del 2022.
En aguas profundas, el Golfo tiene una de las estimaciones de emisiones por barril más bajas del mundo, detrás de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos y de la cuenca de aguas profundas del Mar del Norte, que incluye las costas de Noruega y el Reino Unido.
Esto provoca que grandes y ambiciosas empresas estén motivadas para seguir bombeando petróleo y gas en la zona. Algunas de estas han anunciado objetivos de emisiones cero, tema muy relevante para el cambio climático.
American Capital Financial acaba de cerrar una operación con una empresa mexicana que forma parte del sector desde hace 14 años, por una orden de crédito de $10,000,000 para financiar la distribución y comercialización de combustibles marinos para buques, plataformas y plantas de fluidos.
Esta compañía se ha convertido en el principal proveedor del gasóleo marino en México, con 70% del mercado en el Golfo de México y 30% del mercado nacional al ofrecer un servicio integral de suministro de combustible en alta mar, que incluye desde el cambio de turno del personal hasta el traslado de materiales a plataformas y buques. Ha celebrado contratos con importantes empresas como Eni, Samsung Engineering, Baker Hughes y Halliburton.
Aunque México se ha situado durante años como uno de los países claves para la producción de este tipo de combustible, se está enfrentando al desafío de tener que refinarlos a partir del 2025 por las altas emisiones de carbono que provocan. Ejecutar este nuevo plan se ha convertido en una necesidad vital para el transporte marítimo y la lucha contra el calentamiento global.